La Federación Húngara de Fútbol (MLSZ) decidió autorizar el regreso a las gradas de los aficionados, a condición de ocupar uno de cada cuatro asientos y dejar además una fila horizontal de separación.
“Vamos a respetar las reglas, si las transgredimos, se podría imponer de nuevo la puerta cerrada”, declaró el sábado Richard Kovacs, de 36 años, uno de los 2.255 espectadores que acudió a ver al Mezokovesd, equipo de una pequeña ciudad de 17.000 habitantes, a cien kilómetros al este de Budapest.
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El partido de su equipo en Diosyor, a unos 50 kilómetros al norte de Mezokovesd, fue uno de los seis que estaba en el programa del campeonato de Hungría este fin de semana.
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“El virus no ha desaparecido, así que nosotros debemos guardar la distancia”, afirmó Csaba Gasparics, estudiante de 18 años, con una máscara con los colores del Diosgyor. “Lo que nos importa es el partido, no el coronavirus”, subrayó por su parte Gabor Lengyel, otro espectador, de 41 años.
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